En tres meses de practicarlo hay cambios significativos en sus conductas
Navojoa/VdM, 21 de octubre
Por Teresa González
La pandemia de Covid-19 trajo
consigo un confinamiento obligado en las escuelas de todos niveles escolares.
La mayoría de los estudiantes
entraron en un período de descanso “obligatorio”, pero mientras el fenómeno de
la presencia de un virus estaba presente, en dos colonias de Navojoa, varios
niños cambiaron el cigarro por un bat y el guante.
Ocurre la transformación
“Eran niños indisciplinados,
groseros, mal hablados. Les valía cacahuate hasta para saludar; hoy, a la vuelta de tres meses, ocurre una
transformación impresionante, ahora dicen buenas tardes, saben jugar en quipo y son disciplinados”, relató Roberto García
Borbón, el improvisado manejador de un grupo de niños de su barrio.
Fue un comiendo complicado porque
algunos llegaron manifestando actitudes negativas, renuentes al entretenimiento
y al trabajo en equipo, algunos hasta fumaban.
Junto con su vecino, Socorro
Reyes Valdez, Roberto García, comenzaron a orientarlos sobre las formas de
garrar el bat, de pararse para batear, de recoger una bola baja.
Comentó que los niños que hoy practican
el béisbol tienen edades comprendidas entre los 10 y 14 años, muchos no tenían
idea de cómo jugar.
“Empezaron prácticamente de cero,
pero con el tiempo han aprendiendo y hoy son buenos jugadores”, contó el mánager
del ahora equipo.
La motivación
Los cambios en las actitudes de
los niños han sido muy notorios, incluyendo hasta a sus papas, comentó García.
“Sus cambios se empezaron a notar
cuando se sintieron motivados; ese fue un impulso muy importante. Incluso
algunos llegaron con problemas de obesidad y ahora están delgados”, recordó.
“Ellos se han ganado nuestro
respeto y nosotros el de ellos. Nos motiva el hecho de ayudar y decir que un
deporte puede ayudarlos a salir de sus problemas de indisciplina y a ser
mejores cosas en la vida”.
Han sido tres meses de
entrenamiento y tanto Roberto como Socorro se sienten satisfechos por lo que se
ha logrado, a pesar de las carencias que tienen, como carecer del equipo
adecuado para jugar.
El espíritu de equipo de estos niños se ha desarrollado tanto que incluso cooperan entre todos para adquirir guantes, bat, pelotas y otros implementos; lograr el objetivo propuesto lleva tiempo, incluso varias semanas, pero las ganas de jugar es más grande.
Sembrando
árboles
Una de las actividades que
también les gustaría iniciar es la de sembrar árboles en la Unidad Deportiva “Francisco
(Paquín) Estrada, actualmente cerrada por la Pandemia, pero que habían elegido
para realizar sus prácticas deportistas hasta antes de la llegada del
coronavirus.
La siembra de árboles es con la
idea que las familias que lleguen a disfrutar de los juegos de sus hijos tengan
sombra y que los campos luzcan verdes.
Tanto Roberto García Borbón como
su vecino Socorro Reyes Valdez, dedican tiempo a buscar alternativas para que
los menores se mantengan ocupados en el deporte.
El confinamiento también ha sido una gran oportunidad para integrarlos y mantener viva la motivación y el gusto por el béisbol, y que se incrementa entre los menores con el inicio de la temporada de la Liga Mexicana del Pacífico.
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