Y no aprendimos que desde el periodismo no podemos reproducir, como lo hicimos, las imágenes, fotos, audios y videos de las golpizas Por Andrés A. Solis* Estado de México/VdM, 08 de marzo Era mayo de 2003, los filtros para llegar a “La Bombonera” abarcaban varias calles y las filas avanzaban lento. No nos preocupamos porque teníamos tiempo para llegar a ver el juego de Boca Juniors contra Santa Fe. Argentina enfrentaba una crisis económica grave que impactaba en el ánimo y había desatado muchos actos de violencia en los estadios de futbol de todo el país. Desde antes de llegar al estadio de Boca, nuestros colegas ya nos habían advertido que no dijéramos que éramos mexicanos, para evitar cualquier agresión. Recuerdo los costales repletos de encendedores, las cajas repletas de hebillas de cinturones, correas, cadenas y cualquier cosa que pudiese ser utilizada como arma. Tuvimos dos décadas y no entendimos que debíamos evitar la violencia en los estadios de futbol.