Un grupo de acaudalados empresarios y agrícultores concentran
el mayor porcentaje de concesiones para la explotación del agua en México.
Por Emilio Borbón Willis
Navojoa/VdM, 19 de diciembre
Hay muchas pruebas que los diputados actuales están frenando
las reformas a la Ley Federal de Aguas, y urgen hacerse por las razones que
aquí explico.
Analizando las estadísticas del Registro Público de Derechos
de Agua (Repda) de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), y en la cual están
registrados todos los concesionarios de aguas nacionales, con sus respectivos volúmenes de extracción
anual autorizado y su respectivo uso - sean
estas de gravedad o del subsuelo-, con la gran sorpresa que nos encontramos
nuevamente con los mismos nombres, son los llamados dueños de México. R
Ricardo Salinas, Germán lLrrea, Claudio X González, Bachoco,
Lala, cementera Cruz Azul y otros muchos evasores fiscales. También en el
renglón del agua son grandes evasores fiscales ya que, según la Ley de Aguas Nacionales
(muy obsoleta, por cierto, ya que data de 1992) el pago de impuestos por el uso
del agua es diferencial, pagando más los de uso industrial, con la especial
ventaja de que los de uso agrícola no pagan un centavo, esto en virtud de que
estos acaparadores millonarios del agua tienen concesiones de usos múltiples;
evaden pagar el uso que les corresponde, reportando los volúmenes como
aplicados en la agricultura.
Es verdad que los usuarios agrícolas son los que usamos más
agua, pero son ellos los que abaten y contaminan los acuíferos, los ríos y los
mares con sus residuos industriales. Son ellos también los que más ganan con el
uso industrial del agua.
Por esa razón, los más interesados en que se regularice la situación
debemos ser los usuarios agrícolas del agua, ya que si ésta falta o se
contamina, seremos nosotros, los campesinos, los que veremos afectada nuestra asignación
anual. Sin embargo, los usuarios agrícolas tampoco cantan malas rancheras: existen
familias en el Valle del Mayo que cuentan con concesiones para regar 2,000 hectáreas
con agua de presa, pero también cuentan con volumen concesionado para regar
otras 2 mil hectáreas, (con la aclaración de que son las mismas), mientras
ejidos completos carecen de ambas fuentes, lo que representa un monopolio
descarado del recurso agua, que es el que le da plusvalía a la tierra.
Esto debe y tiene que modificarse. Ya se están sentando las
bases para que se logre, a pesar de la ignorancia o conveniencia de los diputados federales que
se oponen.
Por esa razón los campesinos debemos ser muy selectivos al elegir
al nuevo congreso. Los diputados que debemos elegir son aquellos que sepan, que
de los 630 acuíferos del país, 115 están sobrexplotados y que casi en todos tienen
presencia los personajes que se mencionaron al principio.
Dice un dicho: “Si vez a tu vecino rasurar, pon tu barba a
remojar”. Saber que el agua ya se cotiza en la bolsa de valores, a la par del
oro, el petróleo y el trigo es un mal indicio para los mexicanos. No podemos
darnos ese lujo.
México sigue siendo un país de campesinos, con limitado
volumen disponible, donde hay las mejores y más abundantes tierras agrícolas.
La reforma a la Ley Federal de aguas es urgente, con un
sentido social y muy alejado de lo empresarial. Pero, como dijo el expresidente
Álvaro Obregón a los diputados: “Nadie aguanta un cañonazo de 50 mil pesos”.
*E-mail: ingenieroemilio@hotmail.com
*Foto ilustrativa cortesía: Facebook
Distrito de Riego del Río Mayo
Comentarios
Publicar un comentario