A la memoria de Rocío Guadalupe Bojórquez López
Por Teresa González
Navojoa/VdM,08 de octubre
Rocío Guadalupe falleció hace
tres días de un infarto al miocardio, tenía 44 años de edad. Ella fue una paciente
con insuficiencia renal que nunca se rindió ante su enfermedad, más bien abrazó
con mucho amor la situación que le había tocado vivir. Sin embargo, dejó un importante
legado a su familia: ante todo
acontecimiento negativo hay que buscarle lo positivo. Esa fue su filosofía de vida.
La enfermedad la enseño a ser una
persona más humana, compasiva, sentir y de ver el dolor de los que también estaban
en su misma situación, pero también a tomar buenas decisiones como si no estuviera
enferma.
Su inquebrantable fe, la mantuvo
de pie durante algunos años en condiciones óptimas de salud, incluyendo la
mental, pues desde los 12 años a ella le habían detectado diabetes que posteriormente,
tuvo consecuencias en su salud hasta recibir sesiones de hemodiálisis durante
tres horas y media para eliminar toxinas de su cuerpo.
A su enfermedad la recibió de la
mejor manera posible desde muy pequeña, siempre trató de llevar una vida normal y nunca dejó que su mal la mantuviera postrada en cama, ni tampoco de que influyera en su estado de ánimo. Todo lo contrario: practicaba deporte y aprendió a conocer tan bien su cuerpo y a la enfermedad
que no sufría por ello, ni se sentía traumada, ni enferma.
Rocío había comentado que, a pesar de tener episodios de recaídas, siempre se esforzó por salir adelante. De hecho, cuando decidió comprar su casa, la eligió con escaleras para que éstas le sirvieran como terapia y también para no estancarse. Nunca se puso límites, siempre trató de estar en paz y de buscar su estabilidad emocional, lo cual logró gracias a la actitud optimista que asumió.
Ella, muy consiente de su situación, siempre intuyó que llegaría a la etapa de hemodiálisis tarde o temprano, esto no sólo por padecer diabetes, si no porque no tuvo los mejores cuidados, debido a que tenía que trabajar.
Para ella, saber manejar la
mente, así como conocer las necesidades de lo que su cuerpo necesitaba, tanto a
nivel físico como de alimentación, le permitía estar alerta, de vivir día a día su enfermedad; inclusive, cuando llegó el momento de que tendría que
pasar por el proceso de hemodiálisis, consideró que había sido lo mejor que le había
pasado porque le permitía mejorar de salud.
Gracias, Rocío Guadalupe por haber compartido con el equipo de ValledelMayo tu experiencia sobre tu padecimiento renal y de la manera en que lo afrontaste y viviste. Te deseamos buen viaje y que encuentres la luz en el camino.
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