Beneficios que representaría para los distritos 41 y 38 de Sonora
Por Emilio Borbón Willis
Navojoa/VdM, 11 de marzo
Las sequias recurrentes, la presión social por más agua, tanto
para riego como para consumo humano, nos está obligando a usar más la cabeza en
el manejo del recurso hídrico, manejarlo desde el punto de vista técnico,
social, económico y político, en ese orden de importancia.
Sale sobrando decirles que a la fecha hemos trabajado al revés:
primero lo político, para beneficio económico de algunos políticos de la rama
de la construcción.
Vamos modernizando los dos distritos más importantes de Sonora:
el Mayo y el Yaqui, iniciando de Sur a Norte. Ya lo dijo el presidente de México,
Andrés Manuel López Obrador; lo dijo también la directora de la Comisión Nacional
del Agua (Conagua), Blanca Jiménez Cisneros, y ahora lo ratifica nuestro próximo
gobernador.
Vamos rescatando el 30 del 50% del agua que se pierde en la
red de canales por infiltración y en la parcela por un mal manejo, aplicándole
7,000 metros cúbicos por hectárea, cuando su requerimiento es sólo de 4,900, refiriéndonos
específicamente al trigo.
Tan sólo en el Valle del Yaqui se pierden por ese concepto más
de 1,000 millones de metros cúbicos, pero se pueden rescatar por lo menos 700
millones; con ese volumen se le puede aumentar al doble el volumen autorizado a
la tribu yaqui, con 250 millones adicionales a los 250 con que ya cuentan. La intención no es darle más al que ya tiene más
de lo que le corresponde.
En el Valle del Mayo, la frontera agrícola se puede ampliar
con la modernización por lo menos 10,000 hectáreas, beneficiando a ejidos que están
en la periferia del distrito de riego, como el rancho del Padre, al cual se le
despojó por funcionarios del agua y de la Reforma Agraria, esto al momento de
ampliar el distrito 41 en el área de Bacame. Venían con un beneficio de 5 hectáreas
de riego por ejidatario, pero querían despojarlos de las 15 hectáreas, que son
el complemento de parcela, como requisito para otorgarles el agua, querían
ubicar en ellas a otros solicitantes de tierra.
Se tiene que hacer un diagnóstico real de la situación en
ambos distritos con el fin de saber y actualizar la información, jerarquizar
los canales según sus pérdidas de agua (en buenos, regulares, malos y pésimos),
es decir: que pierden menos del 20, 30, 40, y 50% del agua que conducen, clasificándolos
en A, B, C, y D, que es lo mismo.
Lo malo es que se requiere un arduo trabajo de medición
previo, ya que la información con que se cuenta no es confiable, sobre todo en
el Yaqui; en el Mayo tampoco se puede confiar en la información hidrométrica
existente. La técnica recomendada es que se haga un cronograma de trabajo de modernización,
iniciando por los canales más deficientes (los clasificados en D, en C, B, A,
respectivamente).
Es necesario también hacer un diagnóstico de la situación de
la segunda fuente de volumen: el agua del acuífero, para ver cómo está
distribuida, quienes son los concesionarios, cuanto volumen por título tienen o
volumen en total poseen, así como realizar una revisión en ambos distritos de
esas autorizaciones, y dejar volumen disponible en el acuífero para uso público
urbano. El acuífero es la fuente de abastecimiento más importante.
El Gobierno Federal debe hacer una auditoria hídrica en el
estado, que comprenda los últimos 20 años, se van a encontrar con muchas
sorpresas, sobre todo del período 2000 al 2012 (época en donde directores del Organismo
de Cuenca eran panistas), con mucha concesión ilegal.
*E-mail: ingenieroemilio@hotmail.com
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