Se nos fue una institución en riego y drenaje: Ing. Carlos Minjares Lugo
Por Emilio Borbón Willis
Navojoa/VdM, 07 de mayo
Empezaba la década de los setenta. Recién habíamos llegado de nuestro pueblo: San Bernardo. Mi hermano mayor había sido colocado en la Secretaría de Recursos Hidráulicos; había renunciado a la campaña al paludismo, en donde dejado magnificas credenciales, las que, sumadas a la recomendación de nuestro primo, Manuel Valenzuela -el apoyo de un gran ingeniero, jefe de Riego y Drenaje- se le había otorgado el trabajo, un empleo sumamente cotizado en esas fechas.
Por mi parte, yo entre a estudiar la Secundaria nocturna,
pues había que chambear en lo que fuera. Éramos casi 15 de familia. Era muy común
que los jefes programaran convivios, allí mi hermano era el que casi siempre
organizaba las comidas, y en muchas ocasiones yo lo apoyaba en el traslado de
mobiliario y lo que se ofreciera.
Allí conocí a grandes técnicos que hicieron del Distrito de
Riego 038 el mejor de México por mucho tiempo. Fue así como me nació el amor por
la agronomía y en especial el tema de la Irrigación. Mi pasión por la hidráulica
y el cálculo de la evapotranspiración de los cultivos.
Cuando ya cumplí la mayoría de edad se me dio también a mí el
empleo, ya que ya era conocido por los jefes. Entré en el Programa de Parcelas
de Prueba. Ahí validábamos a nivel comercial los experimentos realizados en el Centro
de Investigaciones Agrícolas del Noroeste (CIANO) de entonces, hoy el Centro de
Investigación Regional del Noroeste (CIRNO).
Trabajé en el campo realizando estudios y pruebas de riego;
en el Canal Barrote me deshidraté estando dentro del agua… ¡qué ironía!, ¿verdad?.
El estudio que realizaba (y ni por la mente me pasaba en ese entonces, pero después
lo comprendí) demostró que, colocando sal en el fondo del canal, al ionizarse, captaba
con una varilla con electrodos, la velocidad que entraba el agua en la tierra. Era
para presentar un estudio que justificaba la inversión en el revestimiento del
canal. Ahorita basta que por ese canal riegue el presidente del módulo, para
realizar el revestimiento.
Trabajé en el campo dos años, bajo las órdenes de grandes técnicos,
algunos ya no están con nosotros, entre ellos: Agustín Quiñones, Mario Alvares,
Mario Machado, Javier Siqueiros y, desde luego, la institución a la que hago
referencia en este artículo: el Ing. Carlos Minjares Lugo, que ayer se nos adelantó
en el camino. Seguramente se va con una profunda tristeza con el estado actual en
que se encuentra el Distrito de Riego por la sequía. Yo mismo pasa en el yaqui,
al grado que si el Dr. Ildefonso de la Peña supiera que sus grandes estudios ya
de nada sirven. Ahora hay que vender más agua, la mercadotecnia sustituyo a la
ciencia. Se vacío a un oscuro pozo el cuándo, el cómo y el cuánto regar, que
nos llevó tres décadas en experimentación agrícola. Q
¿Qué repercusiones tiene dejar a un lado esos estudios? Pongamos
un ejemplo. El Dr. de la Peña hizo un gran número de experimentos, demostrando
que el trigo en el Yaqui y Mayo produce, con 49 centímetros de lámina de agua,
es decir 4.9 millares de metros por hectárea. Pero las nuevas políticas sobre
el manejo de los distritos han cambiado, ahora son empresas de lucro, vendiendo
al productor 7.0 millares por hectáreas. Si en el Valle del Yaqui sembramos 100,000
hectáreas de trigo, estamos desperdiciando 100,000 hectáreas por 2.1 millares
de metros cúbicos, son 210 millones de metros cúbicos de agua, eso a nivel
parcela, pero para hacer llegar ese volumen desde la presa Adolfo Ruiz Cortines,
tenemos que extraer 300 millones de metros cúbicos. Esta reflexión es en honor
al hoy desaparecido, Ing. Carlos Minjares Lugo. QEPD.
*E-mail: ingenieroemilio@hotmail.com
*Foto ilustrativa cortesía: Facebook Distrito de Riego del Río Mayo
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