Cada quien busca la información que va de acuerdo a lo que cree y piensa.
Por Andrés A. Solis*
Estado de México/VdM, 01 de septiembre
Aunque algunos medios ya comenzaron a hacerlo, otros están a la espera, pero cada año es lo mismo con el informe presidencial.
Algunos medios más ortodoxos, se esperan a que el presidente de su mensaje y entonces lo reproducen casi, casi tal cual.
Otros tantos publican días antes sus propios análisis y reportes sobre el avance o retroceso del gobierno en turno en una suerte de “contra informe” y no es que sea malo, claro que no, esa es una de las obligaciones del periodismo.
¿Y cómo audiencias en qué debemos poner atención?
Es una pregunta que pareciera retórica, pero en realidad es que va con lo que las y los periodistas llamamos “jiribilla”, con mala leche, pues.
En un país donde los niveles de polarización van en aumento, las audiencias se quedan con lo que convenga a sus intereses, a sus filias y fobias, a sus razones y emociones.
En contraparte, las audiencias acostumbradas a consumir los medios críticos al actual gobierno, consumirán y creerán “los otros datos” que traten de mostrar lo que el presidente no ha cumplido o ha dejado de hacer.
Claro que en ambos estamos hablando de los ya tradicionales ejemplos de la postverdad, donde cada quien busca la información que va de acuerdo a lo que cree y piensa.
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