Ante los problemas de sequías recurrentes es urgente reactivar el proyecto Plhino.
Por Emilio Borbón Willis
Navojoa/VdM, 13 de noviembre
En la década de los sesenta en nuestro país, la “época de oro”
de la irrigación en México, se trazaron las directrices para evitar que el agua
faltara cuando el censo de la población creciera. Sin embargo, intereses muy
dolosos detuvieron ese valioso plan. Me refiero al proyecto Plan Hidráulico del
Noroeste (Plhino), el cual consiste en interconectar las cuencas del Noroeste
de México, con el fin de llevar agua desde donde sobra y hasta donde haga
falta.
Fue el estado de Sinaloa y su gobernador, en la persona de Antonio
Toledo Corro (1981-1986), fue quien operó políticamente para abortar tan
importante proyecto.
Vamos a analizar en qué forma lo hizo: Convenció a sus
diputados y senadores para que impulsaran una clausula en la Ley Federal de Aguas
que impidiera el trasvase de una cuenca a otra, blindándose de la posibilidad
de compartir el agua con otro estado. Me refiero desde luego a Sonora.
Actualmente, Sinaloa, es el estado que más área bajo riego
tiene en México; irónicamente el 80% de ese volumen no cae en su territorio,
son escurrimientos procedente de los estados de Durango, Chihuahua y del propio
Sonora.
Eso fue lo que inconformó al mejor gobernador que ha tenido Sonora,
y quien calificó de injusto que el agua de Sonora fuera a regar terrenos en Sinaloa,
cuando a ellos lo que les sobra es agua. Iniciando la construcción de un gran
canal de 50 metros cúbicos por segundo, con capacidad para regar 50 mil hectáreas
en el Sur de la entidad.
Con recursos del gobierno del estado no sólo construyó en su
estado 21.5 kilómetros de canal principal, sino que también apoyó
económicamente y en gestoría a los ejidos de Sinaloa, que están en el tramo de
los primeros 26 kilómetros de canal.
La ignorancia de nuestros diputados federales, senadores y
funcionarios del agua permitieron que una ley secundaria, como lo es la Ley
Federal de Aguas pasara sobre la carta magna, la Constitución, la cual señala
que el agua es patrimonio federal.
Sin embargo, yo les digo a nuestros representantes sociales
que no se avergüencen de ser ignorantes en el tema del agua, ya uno de los científicos
más grandes de la humanidad dijo en su momento: “Me ha sido más fácil predecir
el movimiento de los astros, que están a millones de kilómetros de mí, que
determinar el movimiento y comportamiento del agua que pasa frente a mis
narices”.
Esa es la razón que hemos aprobado leyes que nos están
afectando gravemente. Es urgente que retomemos el proyecto Plhino, quitar de
inmediato dicha cláusula puesta en el período de Toledo Corro, y argumentando
todo esto de que el agua es propiedad de la nación y que las cuencas de los ríos
no respetan límites municipales, estatales, nacionales, incluso ni
internacionales.
La totalidad del agua del rio Chínipas puede desviarse a Sonora,
porque aquí es donde hace falta. El acuífero virgen del Distrito 75 de Los
Mochis tiene capacidad de extracción de 800 millones de metros cúbicos anuales.
Todas esas cláusulas están en los componentes del proyecto Sistema
Hidráulico Interconectado del Noroeste (Shino), este último es el nombre
oficial y actual del proyecto anteriormente conocido como Plhino.
Que el gobierno de la 4T se haga presente en el sector del agua. Es un S.O.S.
*E-mail: ingenieroemilio@hotmail.com
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